Un adiós al viejo terraplén, a la caída libre, a los durmientes
Y a las rompientes. A un mundo negro de aceros afilados y en mi
Costado la marca fiera la marca de regalo
Un corazón quemado en tazón aceite hirviendo veneno ardiendo
El tiempo cura cerrando cicatrices secando las narices
El tiempo cura y a nada disimula
Tu luz encenderá mi luz y así, podremos desplegar las alas
Partir… a fuerza de partir ¡marchemos, hasta donde nos dan las ganas!
Le digo adiós a los decretos secretos y traiciones, al aire enrarecido
Al cuerpo entumecido, a las inquietas vanidades, a los manjares
De tramas y mentiras solo un adiós
A todo lo que aturde, a lo que aburre, a los resabios, a las palabras
Necias, a la dureza, al ser blanco de estiletes, a los olvidos, a todo digo
Adiós. Aquí yo me despido. Dejé mi huella presente en la memoria
Dejé mi alma en cada simple historia el tiempo cura
Tu luz encenderá mi luz y así, podremos desplegar las alas
Partir… a fuerza de partir ¡marchemos, hasta donde nos dan las ganas!
Tu luz encenderá mi luz y así, podremos desplegar las alas
Partir… a fuerza de partir ¡marchemos, hasta donde nos dan las ganas!
Adiós a la tempestad a los silencios en la soledad a la espesa mirada
Que ríe en la oscuridad. Supe caer y morir oxidando el camino a seguir
Supe que llego al final dejándome ir