Alguna vez, al discurrir los siglos
Igual que el viento a la liviana tierra
La mísera memoria de los hombres
Se acercará hasta aquí
Vendrán a verme
Y ofenderán mis huesos y mi sombra
Las espectrales manos de la historia
Yo, el xuxuyoc, ordeno para entonces:
Dejadme en paz. Yo he sido un hombre
Igual a todos, como todos, vano
Buscadme en el ancestro de mi pueblo
En la raíz de un grito de pelea
En los espasmos del placer o el odio
En el temblor final de la mirada
De un hombre de mi raza
Allí estoy yo
Este gastado polvo es nadie y nada
En el futuro se erguirá de nuevo
Pero no seré yo. Yo ya estoy muerto
Mi eternidad es esta piedra rota