Teresa Parodi
Teresa Parodi
Teresa Parodi
Teresa Parodi
Teresa Parodi
Teresa Parodi
Teresa Parodi
Teresa Parodi
Teresa Parodi
Teresa Parodi
Teresa Parodi
Aquel olor a jazmines, madre, recuerdas
Me está doliendo en el alma, créemelo
Cuando me miro al espejo y veo con pena
Que el tiempo se fue apurado de mi reloj
Y cómo me gustaría, madre, que ahora
Tu voz me llame al resguardo en el corredor
Si justamente me pillas cuando, a hurtadillas
Estoy saliento a la siesta por tu balcón
Las mandarinas no bastan para que crezcas
Ni el pan casero, ni el dulce de yatay
Mejor te lavas la cara y te vas adentro
La resolana te quemará la nariz
Estoy mirándome, madre, y así descubro
Que tengo hebras de plata en cada mechón
No me parezco a la niña que te pedía
Que le contaras el cuento del lobizón
Ay! Madre qué no daría porque dijeras
De nuevo lo que decías si acaso yo
Equivocaba las tablas o no sabía
Cuando me estabas tomando alguna lección
Me tironea la falda un niño bonito
Que me sonríe y “abuela” me dice a mí
Ay! Madre qué hermosa suena y mientras lo escucho
Me duele en el alma aquel olor a jazmín