Juan Antonio Canta, nombre artístico de Juan Antonio Castillo​ y también conocido como El Patuchas, nació en Córdoba en 1966, fue un cantautor, poeta y escritor de relatos español de la década de 1990. Formó parte del grupo Pabellón Psiquiátrico. En sus inicios musicales fue cantante de Iglesia en un grupo de jóvenes cristianos, y en su adolescencia comienza a trabajar con distintos artistas de su ciudad, formando a mediados de los 80 junto a otros amigos, Pabellon Psiquiatrico (F), con quienes alcanzaría relevancia grabando cuatro discos y dejando varios éxitos convertidos en himnos más allá de el país en donde se encontraban, especialmente en Argentina por presentaciones que hicieron allí, especialmente en la televisión. Al mismo tiempo, se encargaba de mostrar su inmenso talento de compositor, como colaborando con otros artistas menos conocidos locales y desarrollando su faceta literaria, escribiendo cuentos, poemas y obras de teatro.

Tras su disolución, de Pabellon Psiquiatrico (F), decide instruirse en Arte Dramático para mejorar su actitud escénica e intenta abrirse en solitario como músico de verbena, cantautor y juglar de café. Según parece, es en esta época que se encarnaría en Juan Antonio Canta, seudónimo adoptado tras una evidente presentación en un bar de Córdoba. Así, poco a poco, va obsequiando al público asistente a sus múltiples conciertos, en múltiples bares del país. Con su derroche de imaginación y su humor inteligente, conformándose el repertorio del que sería su único disco, Las increíbles aventuras de Juan Antonio Canta.

Pepe Navarro entra un día en el café donde actuaba y decide ficharlo para su programa, presentándose en Telecinco. Juan Antonio empieza a soñar con las miles de posibilidades que le podría proporcionar este golpe de suerte del destino. Sin embargo, precisamente el tema seleccionado para lanzarlo al estrellato, es, “La danza de los 40 limones”. Todo ello, aderezado con una coreografía absurda de coloristas chicas despampanantes en contraposición con su aspecto misántropo, armado únicamente con su guitarra acústica y con una actitud apática y resignada, le convierte ante los ojos de toda España en un friki más.

Su canción se convierte en el éxito del verano, en el cual realiza más galas que en toda su carrera; eso sí, siempre acompañado a ser posible por las coristas.

“Aunque a mí no me importa porque yo no he compuesto una canción del verano, otros se han encargado de etiquetarla. A mí lo que me preocupa es componer buenas canciones”.
Juan Antonio Canta.

“Lo importante no es si ganas o pierdes, lo importante es que no pierdas las ganas”.
Juan Antonio Canta.

Un par de semanas antes de todo lo que acontecería, le escribe una carta a Martirio, a cuyo concierto acude la noche antes.

“Pasarán los guitarrazos y el caos y quedará la belleza. Yo, que me paso el día rezando al dios de las canciones con desigual resultado, anoche encontré la sangre del sur en un teatro que parecía un avión e iba tan lejos que me confundí tratando de saber si era la posguerra o el futuro”.

Un 22 de diciembre de 1996, a sus 30 años de edad, se suicida, por problemas de depresión.